“Si se quiere ser feliz, señor, no se puede tener sentido del deber; pues, si uno lo tiene, el deber es implacable. Se diría que nos castiga por querer cumplir con él; pero, no, más bien nos recompensa, pues nos precipita en un infierno en el que nos sentimos cerca de Dios. Apenas nos hemos desgarrado las entrañas, nos hallamos en paz con nosotros mismos.”
“Si algo nos duele es porque nos importa. El dolor nos recuerda lo que hemos vivido y deja en nosotros marcas para aprender en un futuro”
“Por alguna misteriosa razón los humanos nos refugiamos en aquello que más peligro nos significa, como los niños que temen la oscuridad pero juegan a hacer equilibrios en el barandal del balcón. ¿No es horrible darse cuenta de que aquello que más se teme es en el fondo lo que más se desea?”
“Para el obispo, la vista de la guillotina fue un golpe terrible del cual tardó mucho tiempo en reponerse. En efecto: el patíbulo, cuando está ante nuestros ojos levantado, derecho, tiene algo que alucina. Se puede sentir cierta indiferencia hacia la pena de muerte, no pronunciarse ni en pro ni en contra, no decir ni sí ni que no mientras no se ha visto una guillotina; pero si se llega a ver una, la sacudida es violenta; es menester decidirse y tomar partido en pro o en contra de ella. Los unos admiran, como De Maistre; los otros execran, como Beccaria. La guillotina es la concreción de la ley: se llama 'vindicta'; no es indiferente ni os permite que lo seáis tampoco. Quien llega a verla se estremece con el más misterioso de los estremecimientos. Todas las cuestiones sociales alzan sus interrogantes en torno de aquella cuchilla. El cadalso es una visión: no es un tablado ni una máquina, ni un mecanismo frío de madera, de hierro y de cuerdas. Parece que es una especie de ser que tiene no sé qué sombría iniciativa. Se diría que aquellos andamios ven, que aquella madera, aquel hierro y aquellas cuerdas tienen voluntad. En la horrible meditación en que aquella vista sume al alma, el patíbulo aparece terrible y como teniendo conciencia de lo que hace. El patíbulo es el cómplice del verdugo; devora, come carne, bebe sangre. Es una especie de monstruo fabricado por el juez y por el carpintero; un espectro que parece vivir una especie de vida espantosa, hecha con todas las muertes que ha dado.”
“Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices.”
“Es que tiene en el alma una perla, la inocencia; y las perlas no se disuelven en el fango.[...]Se revuelca en estiércol y sale de él recubierto de estrellas.”
“El amor consiste en una empatía ilimitada, surgida de lo que el corazón nos revela, que el otro es tan real como nosotros. Y por eso el amor, según lo entiendo, siempre es concreto. Intentar amar a toda la humanidad puede ser una empresa loable, pero curiosamente se centra en uno mismo, en el bienestar moral y espiritual de uno mismo. Mientras que para amar a una persona concreta, e identificarse con sus esfuerzos y alegrías como si fueran propios, uno tiene que renunciar a una parte de sí.”