“Cuando se nos enseñó a mirar con atención rincones y trozos insignificantes de la ciudad con el ojo fotográfico -una caja de fósforos junto a la rueda de un coche, un pedazo de puerta al sol, una pierna que sube la escalera-, comprendimos que nuestros ojos están ciegos.No nos sirven nada mas que como lazarillos para cruzar las calles, no tropezar con otros y ganarnos la vida.”