“Me voy a los extremos todo el tiempo. A veces te maldigo tanto que hasta rezo para que te vaya mal. “Virgen Santísima, que le amputen un brazo a ese Hijo de la Chingada”. Y otras estoy rezando para que me llames y me saques de aquí y nos vayamos a cualquier pinche nowhere a volvernos una feliz pareja de nobodies. Pero el resto del tiempo trato de no pensar en nada. más que en mí.”

Xavier Velasco

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“La manera más eficaz de sacar a alguien de tu vida es echártelo encima. Cargarlo todo el tiempo, para que hasta cuando sonría te parezca insoportable.”


“Las manos de los hombres no saben usar máscaras. Los hombres ponen duras las facciones hasta para sentirse guapos, pero las manos siempre los delatan. Cuando unas manos de hombre no te dicen nada, lo más probable es que el fulano sea un pendejito sin carácter.”


“Para valer la pena, una vida debe ser digna de contarse, me digo cada vez que me va mal, porque ya sé que los destinos torcidos se parecen a la rueda de la fortuna. No importa qué tan arriba o abajo estés, de todos modos vas a dar la vuelta.”


“No se mucho de besos, pero yo le aseguro que los suyos no eran menos feroces que un enjambre de balas despedazando el aire”


“Dicen que con llorar nada se arregla pero eso no es verdad. Llorar es hacer algo aunque ese algo no sirva más que para quitarnos la sensacion insoportable de no hacer nada.”


“Es probable que mi pesadilla no hubiera asustado a nadie más. No había nada que saltara y gritase «¡buuu!». No había zombis ni fantasmas ni psicópatas. En realidad, no había nada, sólo un vacío, un interminable laberinto de árboles cubiertos de musgo, tan calmo, que el silencio se convertía en una presión incómoda sobre mis oídos. Estaba oscuro, como en el crepúsculo de un día nublado, con la luz justa para distinguir que no había nada a la vista. Siempre estoy corriendo a través de la penumbra sin una dirección definida, busca que te busca. Me pongo más y más frenética a medida que pasa el tiempo e intento moverme más deprisa. Parezco torpe a pesar de la velocidad. .. Entonces, llegaba a aquel punto de mi sueño. Sabía con antelación que iba a llegar a él, pero, a pesar de ello, no era capaz de despertarme antes. Era ese momento en el que me daba cuenta de que no había nada que buscar, nada que encontrar, que nunca había habido otra cosa que no fuera ese bosque vacío y lóbrego y que nunca habría ninguna otra cosa para mí... nada de nada.Por lo general, empezaba a gritar en ese momento.”