“Desde el amanecer grupos de curiosos, impulsados por el rumor, se acercaron al montón de piedras que marcaban el lugar del asesinato de Madero y Pino Suárez en el exterior de la Penitenciaría para retratarse frente a él (...)Probablemente ni ellos ni los asesinos sabían que Madero era de familia de ricos hacendados pero curaba a los peones de su hacienda con homeopatía;vestía frac en las recepciones oficiales, pero se mordía la punta de los dedos sobre los guantes blancos; que su máxima pasión como presidente eran las largas cabalgatas por el bosque de Chapultepec; que se comunicaba con los espíritus aunque no le contestaran y que casi todos los mexicanos, o al menos muchos de ellos, sabían que era más bueno que el pan.”