“Siempre que uno recuerda alguno de esos sueños, le parece asombroso que inclusive dormido se tragara tantas incongruencias”
“Yaren:¿Los unicornios tiene sueños?. No me refiero a los sueños que nos visitan cuando estamos dormidos, sino al tipo de sueño, de deseo... Por el cual luchas toda tu vida. Ese sin el cual tu existencia parece que no tiene sentido. ¿Has tenido alguna vez ese tipo de sueño? Victoria: Creo que sí Yaren: ¿se hizo realidad? Victoria: No. Se hizo pedazos.”
“¿Qué tienen esos momentos intemporales que luego siempre se recuerdan con una dulce melancolía? A veces me parece que es en esos intervalos de vacío, sin que fuera consciente de ello, cuando he vivido de manera más real y auténtica.”
“Me quedaba quieto igual que una vez, cuando tenía cinco años, que estábamos de visita en casa de un tío. La conversación de grandes me había dado sueño y me recosté en el sillón. Mi tío me apoyó sobre sus piernas y siguió conversando mientras me acariciaba la cabeza. Me despabiló por completo esa mano grande pasando suave por mis cabellos, pero seguí haciéndome el dormido porque, de alguna manera, supe que esos mimos eran porque creían que no me daba cuenta, curioso. Oí cuando mi madre dijo: Éste se está haciendo el dormido. Y a mi tío responderle que no, que estaba dormido en serio, sentí como su mano tocaba mis párpados y debo haberme acordado de algún perro que vi durmiendo, porque hasta los ojos para atrás puse con tal de que siguierna acariciándome la cabeza. Quien sabe cómo hace uno, a los seis años, para ya saber que hay cosas que se terminan si uno se despierta. No me pregunté entonces porqué se terminaba tanta ternura si se daban cuenta de que estaba despierto. ¿Sería posible que alguien te acariciara aunque estuvieras despierto? Eso lo aprendí de grande, como también, a oir el amor callado de los que sólo te acarician si te ven dormido, por pudor, por vergüenza, por campesina falta de costumbre de decir cuánto se quiere y también porque les gana el sentimiento.”
“Yo soñé que soñaba. Y soñé que despertaba del segundo sueño, del sueño soñado y decía: "Ah, fue un sueño", y creía estar despierto. Quizá la vida sea eso, un sueño metido dentro de otro. Quizá la vida sea el tercer sueño concéntrico del que uno despierta cuando se muere.”
“Es asombroso lo que uno puede ver cuando se sienta a mirar.”