“-¿No sabes qué decir? -parecía divertirse con la confusión que se reflejaba en su rostro.-Sospecho que eres tú quien trata de dejarme sin nada que decir.”
“¡Qué tonto eres! Naturalmente, no he necesitado verte, si eso es lo que quieres decir. Ya sabes que no tienes nada regocijante para los ojos. Necesito que existas y que no cambies. Eres como ese metro de platino que se conserva en alguna parte, en París o en los alrededores. No creo que nadie haya tenido deseos de verlo.”
“En general, quienes no tienen nada que decir invierten el mayor tiempo posible en no decir nada.”
“Ningún hombre sabe, hasta que llega el momento, qué profundidades hay en su interior. Para algunos hombres no llega nunca; dejémoslos descansar y demos gracias. Para mí, tú la has traído, tú la has forzado, y el fondo de ese mar embravecido se ha alzado desde entonces... Te amo. Lo que quieren decir otros hombres cuando usan esa expresión no lo sé; lo que quiero decir yo es que estoy bajo la influencia de una atracción terrible, que he resistido en vano y que me domina. Puedes arrastrarme al fuego, puedes arrastrarme a la horca, puedes arrastrarme a la muerte, puedes arrastrarme a todo aquello que siempre he evitado, puedes arrastrarme a cualquier peligro y cualquier desgracia. A eso y a la confusión de mis pensamientos, que es tal que no valgo para nada, es a lo que me refiero cuando digo que eres mi ruina.”
“—¿Sabes lo que pasa cuando dos átomoscomparten su energía? — preguntó Miz.Cahal negó con la cabeza. Ya no podía hablar.—Que se trata de enlaces covalentes. Uno necesita del otro para existir. Yo necesito de tipara vivir, rubio —lo besó en la mejilla—. Tú eres mi enlace covalente.”
“¿Qué decir de la gratitud que América Latina debe a la Coca-Cola, que cobra carísimas licencias industriales para proporcionarles una pasta que se disuelve en agua y se mezcla con azúcar y gas?”