“Hacía ya mucho tiempo que me vanagloriaba de poseer todos los paisajes posibles, y que se me antojaban irrisorias todas las celebridades de la pintura y de la poesía moderna.Me gustaban las pinturas idiotas: adornos de puertas, decorados, telones de saltimbancos, emblemas, estampas populares; la literatura pasada de moda: latín de iglesia, libros eróticos ignorantes de la ortografía, novelas de nuestras abuelas, cuentos de hadas, libritos infantiles, viejas óperas, estribillos bobos, ritmos ingenuos.Soñaba con cruzadas, viajes de exploración cuya crónica no nos ha llegado, repúblicas sin historia, guerras de religión sofocadas, revoluciones de costumbres, desplazamientos de razas y continentes: creía en todos los encantamientos.”
“... el asesinato es algo que, con todos sus detalles y ritos, se aprende de otros, se aprende de las leyendas, de los cuentos, de las memorias, de los periódicos, en suma, de la literatura.”
“(...)si nos convencemos de que la humanidad puede trascender colmillos y garras, si nos convencemos de que las diversas razas y credos pueden compartir pacíficamente la tierra, (...)si nos convencemos de que los gobernantes deben ser justos, de que la violencia debe dominarse, de que el poder ha de ser responsable y las riquezas de la tierra y los océanos deben repartirse equitativamente entre todos, este mundo se hará realidad. No me engaño. Ya sé que es el más difícil de los mundos posibles.”
“La velocidad pura, cuya finalidad no es ganar tiempo sino huir del tiempo y de todos los lastres que arrastra la duración, en el cenagal de los pensamientos sin atadura, de los cuerpos tristes, de las vidas obesas y de las rumias asmáticas”
“...Usted le ofreció a la gente nuevas maneras de imaginar, al tiempo que proclamaba una y otra vez nuestra deuda con el pasado, sobre todo con la literatura. Afirmó que le debemos a la literatura casi todo lo que somos y lo que hemos sido. Si los libros desaparecen, desaparecerá la historia y también los seres humanos. Estoy segura de que tiene razón. Los libros no son sólo la suma arbitraria de nuestros sueños y de nuestra memoria. También nos ofrecen el modelo de la propia trascendencia. Algunos creen que la lectura es sólo una manera de evadirse: una evasión del mundo diario “real” a uno imaginario, al mundo de los libros. Los libros son mucho más. Son una manera de ser del todo humano....”
“Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos; íbamos directamente al cielo y nos extraviábamos en el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.”