“Tras el dolor, volví a esa playa, a encontrar las boyas, la línea, el océano y sus fantasmas. A partir de ese momento, como ahora, creo en lo que queda atrás y no sabemos recoger.”
“–Patria... creo que esa palabra no existe no mi diccionario.–De veras, no. Para usted, son tuyas las tierras de la hacienda. Nada más. No consigues mirar los montes, las playas, el cielo y el mar de las Islas como tuyos. Así es la Patria: todo que hay en ella es nuestro. Y es amado y defendido como lo haces con tu hacienda: hasta la muerte.”
“En las historias no había hambre ni dolor, sino libertad y esperanza. Fue a través de esas historias como aprendió lo que eran la compasión y la ternura. El honor y la integridad.”
“Él pone sus manos encima de las mías, el sentimiento tan cálido y familiar. —Esos días atrás, allí en la casa. Ese era mi mundo. Ésa es mi verdad —dice—Ese es mi océano.”
“Creo que dormí porque me desperté con las estrellas sobre el rostro. Los ruidos del campo subían hasta mí. Olores a noche, a tierra y a sal me refrescaban las sienes. La maravillosa paz de este verano adormecido penetraba en mí como una marea. En ese momento y en el límite de la noche aullaron las sirenas. Anunciaban partidas hacia un mundo que ahora me era para siempre indiferente.”
“No hizo falta mucho para reducir el castillo de naipes de la civilización. Solo unas pocas ráfagas y pasó, la balanza se inclinó, se rompió el encanto. Los buenos ciudadanos se dieron cuenta de que las líneas que habían dado forma a sus vidas eran imaginarias y se cruzaban con facilidad. Tenían deseos y necesidades y el poder para satisfacerlas, así que lo hicieron. En el momento en que se apagaron las luces, todo el mundo dejó de fingir.”