“Nos pasábamos los minutos sobrantes cazando ratas, que debían de haber pensado que la desaparición de los gatos de la ciudad era la respuesta a todas sus antiguas plegarias, hasta que comprendieron que ya no había nada que comer en la basura.”
“Siempre he envidiado a las personas que se duermen con facilidad. Sus cerebros deben de estar más limpios, los suelos del cráneo bien barridos, y todos los pequeños monstruos de la mente encerrados en un baúl a los pies de la cama.”
“Arrojó su taco de papel sobre la mesa, y pude ver que no había estado tomando notas, como pensé, sino simplemente dibujando equis una y otra vez, hasta que la hoja entera estaba cubierta de ellas. Por alguna razón esto me asustó más que su uniforme o su cara de matón.”
“(...)si nos convencemos de que la humanidad puede trascender colmillos y garras, si nos convencemos de que las diversas razas y credos pueden compartir pacíficamente la tierra, (...)si nos convencemos de que los gobernantes deben ser justos, de que la violencia debe dominarse, de que el poder ha de ser responsable y las riquezas de la tierra y los océanos deben repartirse equitativamente entre todos, este mundo se hará realidad. No me engaño. Ya sé que es el más difícil de los mundos posibles.”
“¿Será justo abandonar a la patria en estos momentos solemnes en que va a necesitar de toda la abnegación de sus hijos los humildes para que la salven, para que no la dejen caer de nuevo en manos de sus eternos detentadores y verdugos, los caciques?”
“Los días lluviosos son el recuerdo de un castigo mayor para la ciudad. Un poco de lluvia siempre se convierte en una caótica inundación. Las calles regresan entonces a su origen: se hacen lagunas, canales, ríos pestilentes. En ellos aparece el reflejo de los edificios, de la gente, sus dobles sepultados. La pregunta que se hacen los capitalinos tarde o temprano en medio de un chubasco es la misma que obsesionaba a los europeos que deambulaban por la destruída ciudad de México: ¿qué había antes aquí? A lo largo de los siglos, la respuesta es siempre la misma: lo que quedó de una catastrofe.”
“Al levantar los velos para mostrar como los mitos de la modernidad se iban formando a partir de la Resstauracion, Balzac nos ayuda a identificar la profunda continuidad que subyace en la aparente ruptura radical que se produce a partir de 1848.”