“Ay, TC, ¿por qué te entregaste a los libros? ¡Qué rollo de oficio, qué auténtico pestiño! Las autobiografías ya de por sí son infumables, ¡pero anda que las novelitas! Héroe emprende viaje, forastero llega a la ciudad, alguien persigue algo, lo consigue o no lo consigue, conflicto entre voluntades opuestas. “Admiradme, porque soy una metáfora”.”
“Las autobiografías ya de por sí son infumables, ¡pero anda que las novelitas! Héroe emprende viaje, forastero llega a la ciudad, alguien persigue algo, lo consigue o no lo consigue, conflicto entre voluntades opuestas. "Admiradme, porque soy una metáfora".”
“Porque morir por alguien o por algo, está bien, entra en el orden de las cosas; pero conviene saber, o por lo menos estar seguros de que alguien sabe por quiën o por qué se muere”
“Tan sólo tres o cuatro veces en mis años mozos divisé fugazmente las islas de la Dicha antes de que se esfumaran en la niebla, en las borrascas, entre frentes fríos, vendavales y mareas en contra... Las tomé equivocadamente por la condición adulta. Di por hecho que serían una presencia constante en mi trayecto vital y no me preocupé de anotar la latitud, la longitud, la ruta de recalada. Maldito jovenzuelo idiota. Lo que daría ahora por tener un mapa inmutable de lo veleidoso e inefable... Por tener, por así decirlo, un atlas de las nubes.”
“Pero si sabías que todo era un montaje, ¿por qué te prestaste a colaborar?¿Por qué se presta todo mártir a colaborar con su Judas? Porque atisba un objetivo más elevado.”
“¿Todo esto es tuyo, abuelo?- Todo, desde la carretera panamericana hasta la punta de esos cerros. ¿Los ves?- ¿Por qué, abuelo?- ¡Cómo que por qué! ¡Porque soy el dueño, claro!- Sí, ¿pero por qué eres el dueño?- Porque era de mi familia. - ¿Por qué?- Porque se la compararon a los indios.- Y los inquilinos, los que también han vivido aquí siempre, ¿por qué no son ellos los dueños?”
“—Bueno —tanteó Hae-Joo—, ¿qué haces para relajarte?—Jugar al go con el sony —dije.—¿Para relajarte? —replicó incrédulo—. ¿Y quién gana, tú o el sony?—El sony —respondí—. ¿Cómo si no iba a mejorar?—O sea, que los ganadores —razonó Hae-Joo—, ¿son, en realidad, los perdedores, porque no aprenden nada nuevo? Entonces, ¿qué son los perdedores? ¿Ganadores?Yo no sabía si hablaba en serio.—Si los perdedores consiguen sacar partido de lo que les enseñan sus adversarios, entonces sí, los perdedores, a la larga, pueden ser los ganadores.”