“-¿Por qué todo empieza y acaba con tanta facilidad? ¿Por qué no hay ganas de construir, de seguir adelante, de renunciar, de ser fuertes? ¿Por qué no se prefiere lo bonito, el amor limpio, el amor honesto...? ¿Por qué...?”
“¿Por qué siguen adelante la vida y el amor? ¿Qué sentido tiene?.”
“Gabriel no conseguía explicarse por qué precisamente aquella mujer le fascinaba tanto, por qué de repente añoraba cosas tan tontas como pasarse horas acariciándole el cabello. Sí, el amor tenía la increíble y desconcertante cualidad de ser inexplicable, incluso para un ángel.”
“¿Todo esto es tuyo, abuelo?- Todo, desde la carretera panamericana hasta la punta de esos cerros. ¿Los ves?- ¿Por qué, abuelo?- ¡Cómo que por qué! ¡Porque soy el dueño, claro!- Sí, ¿pero por qué eres el dueño?- Porque era de mi familia. - ¿Por qué?- Porque se la compararon a los indios.- Y los inquilinos, los que también han vivido aquí siempre, ¿por qué no son ellos los dueños?”
“¿Por qué no lo haces y punto, en lugar de hacer todo lo posible por intentarlo?”
“En lugar de eso, lo que decía era: -Hay alguien que olvida cuáles son sus obligaciones semanales.Hablar con ella suponía un complicado ejercicio, difícil de entender para quien no lo haya experimentado. Mis circuitos mentales debían hacer ese triple esfuerzo de preguntarse: A: ¿Quién debe ser ese "alguien"? B: ¿Qué "obligación" he descuidado? C: Por el amor de Dios, ¿por qué no habla claro?”