“–Solo tienes dos alternativas: O te enfrentas a ella o la olvidas del todo y para siempre.Alex hace chocar su vaso de whiskey con el de Pietro.–La primera solución es mejor. En cuanto a la segunda, olvidarla, necesitaría más de una vida. Jamás olvidaré a Niki.”
“Hay dos maneras de combatir: una con leyes y otra con la fuerza, la primera es propia del hombre, la segunda es de los animales, pero como muchas veces la primera no basta conviene recurrir a la segunda.”
“En la tienda de mascotas eligió dos tortugas pintadas, cada una de ellas del ancho aproximado de la tapa de un frasco de mayonesa. Compró para ellas una bandeja grande en forma de riñón que tenía su propio islote, una palmera de plástico, algunas plantas acuáticas y un caracol. El caracol servía presumiblemente para reforzar la autoestima de las tortugas: "¿Nosotras te parecemos lentas? Pues fíjate en ese tipo". Del mismo modo, para apuntalar la moral del caracol, había una roca. Todos somos más felices si tenemos a alguien a quien mirar por encima del hombro, y a alguien a quien admirar; sobre todo, si estamos resentidos con ambos. Esa no es solo la estrategia del macho beta para sobrevivir, sino también la esencia del capitalismo, de la democracia y de la mayoría de las religiones.”
“Quiero esperar en silencio la séptima ola. Si, aquí cuentan la historia indómita de la séptima ola. Las primeras seis son previsibles y equilibradas. Se condicionan unas a otras, no deparan sorpresas. Mantienen la continuidad. Pero, !cuidado con la séptima ola¡ La séptima es imprevisible. Durante mucho tiempo pasa inadvertida, participa en el monótono proceso, se adapta a sus predecesoras. Pero a veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima. Porque es despreocupada, inocente, rebelde, barre con todo, lo cambia todo. Para ella no existe el antes, solo el ahora. Y después todo es distinto. ¿Mejor o peor? Eso solo pueden decirlo quienes estuvieron arrastrados por ella, quienes tuvieron el coraje de enfrentarla, de dejarse cautivar...”
“En la cabeza del anciano, el pasado y el presente acababan de chocar para culminar la traición más cruel de la que había sido testigo en su vida [...] Presentía la muerte cada vez más cerca. Con casi noventa años sólo existe el minuto presente y el largo pasado, y en ese momento de su vida el pasado había regresado para instalarse aquí y ahora. No le quedaba futuro para resolver su terrible duda, pero tal vez a Clara sí.”
“Porque la mejor parte de nuestra memoria está fuera de nosotros, en una brisa húmeda de lluvia, en el olor cerrado de un cuarto o en el perfume de una primera llamarada: allí dondequiera que encontremos esa parte de nosotros mismos de que no dispuso, que desdeñó nuestra inteligencia, esa postrera reserva del pasado, la mejor, la que nos hace llorar una vez más cuando parecía agotado todo el llanto.”