“Parar de leer novelas exige mucha fuerza. Hay que tener ganas de vivir, de correr, de crecer. (...) Me interesé antes por los libros que por la vida. Desde entonces, no he cesado de utilizar la lectura como un medio para hacer desaparecer el tiempo, y la escritura como un medio para retenerlo.”
“Escribir un libro es un poco como disparar un "ICBM"..., sólo que viaja a través del tiempo en vez de hacerlo por el espacio. El tiempo del libro que los personajes emplean en vivir la historia y el tiempo real que el novelista invierte escribiéndolo. Hacer que una novela termine exactamente del modo que uno pensó que terminaría al comenzarla, sería como lanzar un misil Titán para que recorriese la mitad del mundo disparando su carga a través de una cesta de baloncesto.”
“Por otra parte, el diablo no aparecía siempre como una figura repulsiva, sino como un reflejo de la propia conciencia. La culpa nacía de lo que había dejado de hacerse –la vida no vivida– y no de lo que se había hecho. Así, más que por la imagen misma, la angustia era provocada por el vacío en que había caído la existencia como en un pozo interminable […] Dante decía que no hay mayor dolor que en los tiempos de infelicidad recordar los tiempos felices, Quizá no es menor el dolor de imaginar la dicha que nos negó nuestro temor a vivir.”
“Pienso que en la vida de cada uno de nosotros existe un libro similar, que de pequeños no nos limitamos simplemente a leer, sino que inspeccionamos y rebuscamos en cada uno de sus rincones como si de una habitación se tratara. Un libro así, rebuscado como una habitación, escrutado o interrogado como una cara en cada rasgo y arruga, nunca podremos juzgarlo como se juzga un libro, porque para nosotros ha abandonado la zona de los libros y ha pasado a vivir a la zona de la memoria y de los afectos.”
“Hay juegos que debemos tomar en serio, como el poquer, ahi hay dinero de por medio. Pero la guerra? Es un chiste.”
“[Los alumnos de Almafitano aprendieron...]Que la principal enseñanza de la literatura era la valentía, una valentía rara, como un pozo de piedra en medio de un paisaje lacustre, una valentía semejante a un torbellino y a un espejo. Que no era más cómodo leer que escribir. Que leyendo se aprendía a dudar y a recordar. Que la memoria era el amor.”