“El maestro de obra me explicó sin asombro que el cabello humano crecía un centímetro por mes hasta después de la muerte, y veintidós metros le parecieron un buen promedio para doscientos años”

Gabriel Garcia Marquez

Gabriel Garcí­a Márquez - “El maestro de obra me explicó...” 1

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“Han pasado los años, y a la larga he terminado por asumir mi identidad: yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo sombrero en mano, y en los estadios suplico: una linda jugadita, por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece.”

Eduardo Galeano
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“El corazón de los humanos no es como el mío. El de los humanos es una línea, mientras que el mío es un círculo y poseo la infinita habilidad de estar en el lugar apropiado en el momento oportuno. La consecuencia es que siempre encuentro humanos en su mejor y en su peor momento. Veo su fealdad y su belleza y me pregunto cómo ambas pueden ser lo mismo. Sin embargo, tienen algo que les envidio: al menos los humanos tienen el buen juicio de morir." - La Muerte”

Markus Zusak
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“Era una especie de día hermoso, finalmente un verdadero verano en Indianápolis, cálido y húmedo, la clase de clima que se recuerda después de un largo invierno, que parece que el mundo no fue construido para los humanos, nosotros fuimos construidos para el mundo.”

John Green
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“Es imposible describir la ternura que he empezado a sentir por ellos: hienas, camellos y todos los demás. Hasta el oso polar, que veo tumbado sobre su costado, mordisqueando sus zarpas de doce centímetros con sus dientes de doce centímetros. El amor por estos animales me invade repentinamente, como un torrente, y se eleva dentro de mí, sólido como un obelisco y fluido como el agua.”

Sara Gruen
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“Quiere a tu maestro, porque pertenece a la gran familia de cincuenta mil docentes primarios, esparcidos por toda la geografía de Italia, y que son como los padres intelectuales de los millones de chicos que crecen contigo, unos trabajadores no conceptuados merecidamente y mal pagados, que preparan para nuestra patria una generación mejor, más próspera y desarrollada que la presente.No me satisfará el cariño que me tienes si no lo profesas también a todos los que te hacen algún bien y entre ellos ha de ocupar el primer lugar tu maestro, después de tus padres. Quiérele como querrías a un hermano mío; quiérele cuando te complace y cuando te regaña, cuando a tu parecer, obra con injusticia y cuando creas que es injusto; quiérele cuando se muestre afable y de buen humor, pero más todavía cuando lo veas triste. Quiérele siempre. Pronuncia en todo momento con respeto el nombre de maestro que, después del de padre,es el más noble y dulce que un hombre puede dar a otro.”

Edmundo de Amicis
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