“Recuerdo muy bien cómo disfrutaba con mi sufrimiento. Era como llevarse un cachorro a la cama. De vez en cuando te arañaba... y entonces sentías auténtico espanto. Por lo general, no sentías miedo: siempre podías soltarlo o cortarle la cabeza.”
“— Dijiste que yo no te gustaba.— No me gustas. No me gusta la forma en que tu cabello huele, y cómo no puedo dejar de pensar en despertar y ver tu cara. Odio como mi cama se sentía vacía cuando te fuiste. No me gusta lo bien que estábamos con mi familia, especialmente con Harper, y cómo yo quería verte de nuevo con ellos, pero no sólo como invitada. Sino como miembro. Tienes razón. No me gustas en absoluto.”
“Y entonces llega un momento en el que, de repente, todo parece del revés. Vivimos en la mente, en ideas, en fragmentos. Ya no nos embebemos más en la salvaje y lejana música de las calles: solamente recordamos.”
“En la juventud éramos íntegros y el terror y el dolor del mundo nos penetraron por completo. No había una clara separación entre la alegría y la pena: se fundían en una sola cosa, al igual que nuestras horas de lucidez se funden con el sueño y el dormir. Nos levantamos por la mañana siendo unos seres, y por la noche, completamente ahogados, bajamos a un mar empuñando las estrellas y la fiebre del día.”
“«Tienes que ser vida para mí hasta el final», según escribe. «Esa es la única forma de sostener mi idea de ti. Porque, como puedes ver, has quedado ligado a mí con algo tan vital, que no creo que pueda desembarazarme de ti. Ni tampoco lo deseo. Quiero que vivas cada día más vivamente, puesto que yo estoy muerto. Por eso es por lo que, cuando hablo de ti con otros, me siento un poco avergonzado. Es difícil hablar de un mismo tan íntimamente. »”
“Me habían vuelto a pagar y mi deuda había aumentado en ocho dólares. Me atormentaba a mí mismo preguntándome adónde iba a parar ese dinero, aunque yo lo sabía muy bien. Salía deshidratado del trabajo, como lo esperaba la compañía. Marcaba entonces mi combinación en la fuente y obtenía un chorro de Gaseosa; veinticinco centavos que volaban de mi sueldo. Como el chorro era escaso pedía otro; cincuenta centavos. La cena era insulsa, como siempre, y yo no podía pasar más de dos mordiscos de Gallina. En seguida sentía hambre y me iba a la cantina donde me daban a crédito algunas Crocantes. Las Crocantes me secaban la garganta y tenía que volver a la Gaseosa. Y la Gaseosa me daba ganas de comer. Comía otra Crocante... ¿Había pensado en todo esto Fowler Schocken cuando organizó Astromejor Verdadero, el primer trust esférico? ¿De la Gaseosa a las Crocantes, de las Crocantes a los Astro de los Astro a la Gaseosa?Y el dinero adelantado se pagaba con un interés del seis por ciento.”
“Me acosté en su vieja cama, y miré por la ventana este árbol que probablemente era mucho más pequeño cuando mi padre lo miraba. Y pude sentir lo que sentía en la noche cuando se dio cuenta de que si no se iba, nunca sería su vida. Sería de ellos.”