“—¿Está bien?Asiente con la cabeza y miente.—Sí.”
“La lujuria está bien: el sexo es bueno, despeja la cabeza y alegra el corazón.”
“Abrir los ojos es lo único necesario. El corazón miente y la mente engaña, pero los ojos ven. Mira con los ojos. Escucha con los oídos. Saborea con la boca. Huele con la nariz. Siente con la piel. Y sólo luego piensa, y así sabrás la verdad.”
“Miente. Bea miente, como mentimos todas. No escribe para que la escuchen. Escribe porque no la escuchan. No es lo mismo. O puede que sí.”
“En este mundo no existe ni la bondad absoluta ni la maldad absoluta (...) El bien y el mal no son algo estático e inamovible, sino algo que siempre está cambiando de lugar y situación. La bondad puede convertirse al instante en maldad y viceversa. (...) Lo importante es preservar el equilibrio entre ese bien y ese mal en constante movimiento. Inclinándose demasiado por uno de los dos, resulta difícil mantener la moral de la vida real. Sí, el equilibrio en sí mismo es el bien.”
“Un padre nunca…, nunca debería enterrar a su hijo. Eso no está bien —bajó la voz mientras mi abuela, Ofelia, escondía la cabeza y empezaba a llorar de nuevo—. No es un dolor que se pueda soportar”