“Es una especie de misterio, pero hay que intentear entenderlo, sirviéndose de la fantasía, y olvidar lo que se sabe de modo que la imaginación pueda vagabundear en libertad, corriendo lejos por el interios de las cosas hasta ver que el alma no es siempre diamante sino a veces velo de seda-esto puedo entenderlo-imagínate un velo de seda trasparente, cualquier cosa podría rasgarlo, incluso una mirada, y piensa en la mano que lo coge- una mano de mujer- sí- se mueve lentamente y lo aprieta entre los dedos, pero apretarlo es ya demasiado, lo levanta como si no fuera una mano, sino un golpe de viento, y lo encierra entre los dedos como si no fueran dedos sino...- como si no fueran dedos sino pensamientos. Así es. Esta habitación es esa mano, y mi hija es un velo de seda [...]- Edel, ¿hay algún modo de conseguir hombres que no hagan daño?Eso debe habérselo preguntado Dios también, en su momento.- No lo sé, pero lo intentaré”