“Ambos dijeron que tomara asiento y parecían hablar en serio, así que me senté.”

“-!Bravo!-gritó jubiloso-.!Así me gusta oírlo hablar! Con eso usted me está demostrando que ha madurado y que puede aceptar a las personas tal como son y disculpar sus errores. Hay mucho amor dentro de usted, Panchito, y el amor es lo único que transforma a las almas en excelentes.”

“–Así es. Porque ahora tengo mucho más que perder, y más cada vez que me besas. Pienso en perderte, y me duele. –”

“La Silla del Águila es nada más y nada menos que un asiento en la montaña rusa que llamamos La República Mexicana.”

“Y ahora, en serio: ¿te sorprende que no me diera cuenta antes? ¿Te sorprende que me llevara tanto tiempo pensar en esa palabra? Muerte. Morirse. Muerta. ¿Crees que fui tonta? ¿Ingenua? Trata de no prejuzgarme. Recuerda que tú y yo somos iguales. Yo también creía que mi vida iba a durar eternamente.”

“Los dos se llamaban Rafael y ambos habían hecho un juramento, lucharon juntos, murieron y fueron enterrados en la misma tumba..." Como no sabía muy bien lo que hacía, extendió la mano hacia Regis y tomó la de él en la suya. Dijo, "Me gustaría morir así. ¿A ti no?”